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10 abril 2007

V4

Ventana sobre "Las dos Marías"


"Las dos Marías", Santiago de Compostela, 5/4/07, 21:54. Amg 07

La historia reciente de Compostela habla de Maruxa y Corelia, dos hermanas con un pasado duro, difícil y triste, como el de muchas otras gallegas y españolas de su edad, que se cubrieron el alma de vestidos y afeites, y se rieron de las nubes y la lluvia de Santiago, y de la niebla de las costumbres de la época que les había tocado vivir.
“Las dos Marías”, como se las conoce popularmente, salían a diario a las dos en punto, peripuestas y decididas a sacarle los colores a más de uno. Paseaban juntas y del brazo por el parque de La Alameda, donde piropeaban a los jóvenes y apuestos estudiantes de la ciudad, que a su vez se divertían fingiendo estar enamorados de ellas. Maruxa y Corelia lo agradecían coquetas, sonriendo y guiñando el ojo.
Quizá en su momento, las risas y diversión de los estudiantes no eran más que una burla hacia esas mujeres peculiares, pintorescas, esas mujeres que se salían de lo acostumbrado, porque para ellas no existía más costumbre que la de salir a pasear a las dos en punto.Sea como fuere, se las recuerda en Santiago. Corelia murió y Maruxa nunca paseó sola, no se la volvió a ver, y al poco tiempo, también se fue. Pero hoy, una escultura de bronce de mil colores sorprende al paseante del parque de La Alameda, y nada más verla, se da cuenta que encierra una historia detrás.
A la escultura de César Lombera, la llaman Las dos Marías o Las dos en punto, y en ella, Maruxa y Corelia continúan su eterno paseo por el parque, guiñando los ojos a los transeúntes y alargando el brazo para pellizcar algún joven trasero estudiantil. En la ciudad vivieron y a la ciudad pertenecen, y mientras el aire, la lluvia y el tiempo no las tumbe, seguirán siendo más de Compostela que el mismísimo Santiago.

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